jueves, 31 de mayo de 2007

Ubi sunt?

cuando niña los buitres rondaban los pinos. estaban sentados hieráticos en los bordes
mirándose con sorna y con la risa asfixiante de los payasos. recuerdo cuando mi madre me cogía de la mano y me arrastraba hacia la escuela y la mañana sórdida se prendía de mi gesto congestionado de leche

estaba con las manos bien limpias entonces. allí se me metió un dolor bien hondo entre los dientes. una esquina suicida que subía hasta la cabeza. una mancha grande en mi corazón pequeño

las espinas cercaron los parques
las odiseas preciosas
las olas más grandes

estaba yo mirando la continuidad del mundo y de mi vida como un ave que pasa y hace estrepitar el silencio veladamente

las lagartijas tornasoles
tostaban los bancos
las lágrimas breves
los horizontes desiertos

¿dónde está la cuchara y la comida del día
el amor primero
el caballo blanco?

¿dónde está el vestidito azul del falso de arlequín fastuoso que llenaba mis sueños
y el ataúd brutal que aparecía en las falsas ventanas?

después me subí a las enramadas
y escalé hasta lo más alto
miré el afuera desde arriba
en soberbia comunión con el vacío

pensé en mi vida como templo profanado, hinchado de estertores y lamentos como una cueva escondida que aguardaba mi oráculo viejo

¿dónde está Muriel el mago con sus sueños de aeronauta, con su brújula y su estrella, con su paracaídas de inquietud? ¿dónde están la misericordia, las cositas pequeñas, los papeles quemados, el amor atlético de plastilina? ¿dónde está el hipócrita que me volteó la cara, la comodidad de antaño, la ligereza de la superficie?
porque uno se acostumbra a pensar en sus antiguas jaulitas, en las cajitas llenas de palabritas huecas, en las porquerías de escuela y en las castraciones de las palabras blancas. ¿qué más me da el tejido y la plata falsa si estoy sentada en mi escritorio, escribiendo inconexa mis palabras? ¿dónde están mis poemas, mis cuadernos viejos, mi aplastante implosión ensimismada?
están sin estar en lo negado. en lo que ya fue escrito y me repele. en todas esas cosas que he pensado de mí misma. en las preguntas que nunca vuelven a dormirse. están en la luna y en la lengua de todos los que, tibios, me han amado sin reservas, de los que se han sentado a escucharme, a mirarme a la cara para no cederme la locura y la horca
mis caballos están aquí y en la puerta. en mi escritorio volador que oscila. en el tiempo cuando miro la pregunta estrellarse contra la angustia, los nervios ociosos y la paradoja eterna. qué bueno encontrarse de pronto, en una noche seca que pasa. en una noche de pino que revienta como lo posible atravesada con los dardos de lo más hondo. en mi ceguera se me escapa, en mi boca revienta, todo eso que se reúne de pronto, que se encarama como una historia perdida, como un punto de fuga, como un espectral paraíso. ¿dónde están mis muertas? pregunto. y mi pájaro locomotora despierta cantando en la cocina

lunes, 14 de mayo de 2007

La palabra esencial

los prismas de la mirada avientan
al pozo pequeñas figuras de estanque
se extinguen con la mirada evasiva
en los disueltos trozos de vidrio

todo nace en el instante

el mundo gira y da vueltas y la palabra

la palabra contenida, en el afuera, atraviesa
la palabra violencia y desastre
sustrae, despoja, delimita
todo aquello que se ve
cuando se nace

en la mierda, en los sueños oscuros, en las personas sin mirada
el habla recorre la posibilidad opaca
el tenue sentido computado para ser

espiral evasiva de vacío profundo
fonema del errar
de la voluntad incalculable

eros con su punzante dardo clava
penetra
lo no-dicho
lo que ya no pertenece
esa nada del afuera
ese poema por escribir
que aguarda las noches


la palabra muerte
regresa peligrosa
en las esquinas
en el viento humillante de
lo que no es
ni será
nunca

la palabra muerte
espectral, como sirena
recoge todo aquello que
el ser no-es


borrado el escritor escribe
tibio el escritor escribe
nocturno el escritor escribe
la tierra engendra lucha
palabra círculo no vicioso
palabra hombre grande

sin nombre
sin edad
sin nada

escritor ola
sin juego
sin contradicción
sin enfermedad
sin miedo
¡palabra! Derrida ¡palabra!

domingo, 6 de mayo de 2007

NIEVE

La nieve empezó a caer a medianoche. Y es verdad
que donde se está mejor es sentado en la cocina
aunque sea la cocina del insomnio.
Allí hace calor, te preparas algo, bebes vino
y miras por la ventana la eternidad familiar.
Por qué ibas a torturarte por saber si nacimiento y muerte
son sólo puntos,
puesto que la vida no es una línea recta.
Por qué ibas a atormentarte al ver el calendario
y a preocuparte por el valor que está en juego.
¿Y por qué ibas a admitir que no tienes
ni para zapatos para Saskia?
¿Y por qué ibas a envanecerte
de que sufres más que los demás?

Aunque en la tierra no existiera el silencio
ese nevar lo habría inventado ya en su sueño.
Estás solo. Ningún gesto. Nada de qué hacer gala.

Vladimir Holan
“Dolor”

[Para mí]