miércoles, 24 de marzo de 2010

Estar sometido, ser soberano

La desnudez corporal muestra la imposibilidad de huir: eso que realmente somos. No es, pues, una vergüenza simple y ordinaria la de la desnudez porque en ella se cifra nuestra intimidad última. Somos cuerpo: desnudez. Pero ella sólo se devela en la misma medida en la que nos convertimos en otro y la observamos o cuando el otro la contempla y penetra en ella. Estamos sometidos al desnudo, pero podemos canjear la vergüenza por la soberanía: allí donde, dueños del cuerpo, es grato contemplar la más profunda intimidad. Y quizá en ello sea posible, asequible un concepto del ser, no "el ser para la muerte", sino el ser vuelto cuerpo.