domingo, 7 de junio de 2009

FRAGMENTOS DE UN DISCURSO AMOROSO. ROLAND BARTHES.

[UN ESPLÉNDIDO LIBRO: Roland Barthes. Fragmentos de un discurso amoroso. México, Siglo XXI, 2001]

AUSENCIA. Todo episodio de lenguaje que pone en escena la ausencia del objeto amado -sean cuales fueren la causa y la duración- y tiende a transformar esta ausencia en prueba de abandono.

1. [...] no hay ausencia más que del otro: es el otro quien parte, soy yo quien me quedo. El otro se encuentra en estado de perpetua partida, de viaje; es, por vocación, migratorio, huidizo; yo soy, yo que amo, por vocación inversa, sedentario, inmóvil, predispuesto, en espera, encogido en mi lugar, en sufrimiento, como un bulto en un rincón perdido en una estación. La ausencia amorosa va solamente en un sentido y no puede suponerse sino a partir de quien se queda -y no de quien parte-: yo, siempre presente, no se constituye más que ante , siempre ausente. Suponer la ausencia es de entrada plantear que el lugar del sujeto y el lugar del otro no se puedan permutar; es decir: "Soy menos amado de lo que amo."


FALTAS. En tal o cual ocasión ínfima de la vida cotidiana el sujeto cree haber faltado al ser amado y experimenta un sentimiento de culpabilidad.

3. Todo dolor, todo infortunio, subraya Nietzsche, han sido falsificados por una idea de culpa, de falta: "Frustrar el dolor de su inocencia" El amor-pasión (el discurso amoroso) sucumbe permanentemente a esta falsificación. Habría no obstante en este amor la posibilidad de un dolor inocente, de una desdicha inocente (si fuera fiel al puro Imaginario y no reprodujera en mí más que la díada infantil, el sufrimiento del niño separado de su madre); no pondría en tela de juicio, entonces, lo que me desgarra; podría incluso afirmar el sufrimiento. Tal sería la inocencia de la pasión: no ya del todo pureza, sino simplemente el rechazo de la Falta. El enamorado sería inocente como lo son los héroes de Sade. Desgraciadamente su sufrimiento es de ordinario aguijoneado por su doble, la Culpa: tengo miedo del otro "más que de mi padre."

3 comentarios:

Gilmar Ayala Meneses dijo...

Gracias, Ingrid, por compartir...

Rafael Merino Isunza dijo...

Es muy duro el discurso amoroso...

pk dijo...

gran, gran libro.
te mando un beso.