Para K
te insertas mutilante en mis resquicios. con tu mirada tibia recorriendo minuciosamente la tarde calurosa
tu ojo izquierdo se dilata lentamente
acariciando
las hojas de los árboles que están más allá de las ferias y los circos penetras, incisivo, todos esos pequeños pensamientos silenciosos
esas minucias paradojales de fingidos arqueólogos
esas vocecitas mustias que escapan de los asfixiantes contornos
las navajas continúan ascendiendo
con su triste afiladero de tijera
pero un horizonte abierto e inflexible
se le escapa a la retina
un horizonte de círculos extendidos entre todo esto desierto
un paraje poblado de pequeñas lucecillas amarillas
está cantando el ojo
está cantando
me inserto mutilante en tus resquicios, simulando comprender lo que sucede
lo que yace tranquilo en la pupila, en ese mar abierto que me ofreces
cuando aprieto tu mirada contra la mía
me acerco a ti como a la estrella
como al oráculo despierto que ilumina
este pensamiento minúsculo que nos atrapa
infinito, en los más terribles días
el ojo frágil descansa en mi mirada
mientras muy lejos los surtidores arquean el viento
y lo hacen trizas
la pupila se me clava en las ideas, en las palabras
en el cuerpo que se extiende placentero a recordarte
en la mano que toca
en el vientre que arde
tu ojo penetra mis tardes sencillas, mi casa vacía y en el silencio, el mundo se vuelve habitable
viernes, 16 de febrero de 2007
martes, 13 de febrero de 2007
"Las olas envidiosas se hinchan a los lados para borrar mi huella"
las olas envidiosas se hinchan
se enroscan sobre los cuerpos que saltan
camino sobre la arena y me acerco
soy ola, solamente
huella borrada
se enroscan sobre los cuerpos que saltan
camino sobre la arena y me acerco
soy ola, solamente
huella borrada
sábado, 10 de febrero de 2007
sin encuentros
el miedo engrosa como alfiler las escaleras. muerdes la manzana. te sientas frente a mí y observas. estás atento a mi cara, a mi casa, a mis cosas. puedes ser tú o ella. hablas o escupes: la parafernalia del inseguro, el temblor de tierra, la aguda sentencia marsupial del caído. trato de encontrar algo de 'cinismo' en todo ello. más bien es que cuando nos sentamos frente al otro pareciera que estamos dentro de él. una especie de fusión extraña. hay una interferencia, sin embargo, es una serpiente que retuerce todo eso que está entre nosotros. estamos en una película, en una mala obra..., esto es una malabroma. estás con tu rostro lunático mirando. la ventana se cierne sobre nosotros. hay palabras entre nosotros, se podría decir, que aunadas a las miradas, son todo lo que hay. ¿cómo es que te decides a querer desde allí, desde tu butaca de simple espectador? yo, por mi parte, bajo la locura del sueño o del ensueño, nunca se sabe, pienso que tú y ella son hermosísimos, en realidad; pero lejos de aquella comunión de la que hablan los poetas cuando remiten al origen -desde la imposibilidad más imposible-, esto no es cosmicidad. Hay miradas, dice Milán, se podría decir que es todo lo que hay.
martes, 6 de febrero de 2007
NARVAL
El canto de los unicornios despierta, ya muy tarde, los coléricos retazos de las noches de pelea. Si se trata de objetofobias, de gritos muy lejanos, de sueños indeseables, de pensamientos obtusos, se despierta una parálisis a manera de muro. Narval recorre, en silencio, con su tridente espectacular, los asuntos indeseables. Una reina llama a Narval para que acaricie sus pies con el ungüento. La sal se retuerce entre los dedos; líquido seminal que abarca, que encierra, que delimita todo eso limítrofe; las cabezas destazadas de los pulgares y los medios. También aparece en sus sueños. En el laberinto de las palabras que se quedan y animan las fantasías de los reinos.
Narval
estás saltando entre las olas: ya no hay tiempo
y en tu rostro magnífico y perlado se estrellan todas esas palabras que no podemos decir. Aquello que aguarda, diminuto, en la boca diminuta de ese rostro más bien nuevo. Con tu cuerno de faro despiertas la oscuridad y el silencio que implotan. Te estamos observando a lo lejos, guiándonos por tus breves maullidos de sirena sedosa, equidistante, iluminada. ¿Es que acaso no estás cansado de alumbrar paralelos y cornisas elipsoidales? ¿No estás cansado de estrellarte contra los libros, contra la imaginación del escriba, contra mi pensamiento? Narval, en tu cuerno cálido, en tu aceite prolífico, en tu ojo avisor de estrella, van surcando los remolinos del agua que simplemente distienden. La reina esperará en su habitación, en su cama. Narval en los sueños de ola, en los pies que juegan con las olas. En las palabras que se quedan en los libros, en la poesía que se dice sin contarse, en el retorcido estertor del pecho Narval enciende la mecha de los días del canto.
Narval
estás saltando entre las olas: ya no hay tiempo
y en tu rostro magnífico y perlado se estrellan todas esas palabras que no podemos decir. Aquello que aguarda, diminuto, en la boca diminuta de ese rostro más bien nuevo. Con tu cuerno de faro despiertas la oscuridad y el silencio que implotan. Te estamos observando a lo lejos, guiándonos por tus breves maullidos de sirena sedosa, equidistante, iluminada. ¿Es que acaso no estás cansado de alumbrar paralelos y cornisas elipsoidales? ¿No estás cansado de estrellarte contra los libros, contra la imaginación del escriba, contra mi pensamiento? Narval, en tu cuerno cálido, en tu aceite prolífico, en tu ojo avisor de estrella, van surcando los remolinos del agua que simplemente distienden. La reina esperará en su habitación, en su cama. Narval en los sueños de ola, en los pies que juegan con las olas. En las palabras que se quedan en los libros, en la poesía que se dice sin contarse, en el retorcido estertor del pecho Narval enciende la mecha de los días del canto.
lunes, 5 de febrero de 2007
¿CAJA NEGRA?
vas volando
volando sin detenerte
hasta la implosión de todas esas cosas
que
arden
ríete, nadadora, ríete
allá en lo más oscuro de ti aquí
las palabras se te estampan en la cara
ESTO ES UNA CAJA
CAJA DE ESTAMPAS
¡a la puta!
CAJAS DE VOLADORES, GOLONDRINAS
Que nuestros muertos nos celebren el plagio
Amén
volando sin detenerte
hasta la implosión de todas esas cosas
que
arden
ríete, nadadora, ríete
allá en lo más oscuro de ti aquí
las palabras se te estampan en la cara
ESTO ES UNA CAJA
CAJA DE ESTAMPAS
¡a la puta!
CAJAS DE VOLADORES, GOLONDRINAS
Que nuestros muertos nos celebren el plagio
Amén
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